Jugando y jugando la muerte del panteón salió
y de un brinco al kínder Contreras llegó
la malvada a los niños cosquillas les daba
y entre ellos se desquitaban,
a varios chiquillos ya mandó a la enfermería
pues de tanta risa el estómago les dolía.
A Leonardo la mochila del lonche escondió
y sin almuerzo se quedó,
buscó su juguete pero igual no lo encontró
y la tarea toda le rayó.
Ay malvada calavera él pensó
pero ahora que llegue a casa tu ofrenda te esconderé yo.