Estaba Esther Rodríguez Barrena,
Dando clases de su amada materia,
Cuando llegó la huesuda molesta,
Buscando a la buena maestra.-Hoy vengo por ti, Esthercita,
Ha llegado tu hora.
Así que te vienes conmigo,
Que no cambiaré mi postura.Antes de llevarle, dijo Esther:
-Déjame ir por mis cosas,
No puedo dejar mi kit,
Sería mi perdida más dolorosa.Aprovechando aquella estrategia,
Ácido sulfúrico se dispuso a preparar,
Echando un poquito con agua,
Los huesos de la calaca podían dañar.Era el momento perfecto,
Tenía que ser muy audaz,
Vaciar todo en su jeta,
Para que la dejara en paz.¡Ay pobre catrina!
Tan triste por su descuido,
Llorando por ser tan ingenua.
Al cementerio se ha ido.¡Quién lo iba a pensar!
Que la química salvaría su vida,
Es muy importante su uso,
Que hasta la muerte deja abatida.
Calavera a la profesora de química Esther
Calavera enviada por Isaac Aldair Galindo Comonfort el 27 de octubre de 2017.