Una niña juguetona
era mi hija Arantza,
que no fuera tan glotona
yo tenía la esperanza.La muerte la sorprendió
jugando en la resbaladilla,
y llorando se marchó
con un golpe en la rodilla.Ay calaca recanija
que tan mal me has tratado,
te llevaste a mi hija
y me dejaste atolondrado.En la escuela ella presente
no faltaba ningún dia,
aunque a veces algún diente
o la panza le dolía.Arancita que latosa
ya te fuiste a descansar,
ahora mismo hasta la fosa
tu domingo he de llevar.
A mi hija Arantza
Calavera enviada por Calaveras el 29 de octubre de 2010.