Llegó la muerte a la iglesia
Buscando al padre Bernardino
Pero la muerte es media tarada
Porque el padre ni siquiera vino.Encontró al padre Jenaro
Que con devoción rezaba
La muerte le dijo al oído
Que si por favor la confesaba.Al padre se le hizo muy raro
Que la muerte se quisiera confesar
Pensó muy dentro de sí mismo
De esta no me puedo confiar.La pasó al confesionario
Pero el ojo no le quitaba
La muerte empezó a hablar
Mientras el padre la escuchaba.Padre me siento muy culpable
Que a la iglesia no he asistido
Pero es por que no sé rezar
No porque no haya querido.El padre le dijo a la muerte
Que por favor no se preocupara
Que el podía enseñarla
Para que ella rezara.La muerte pegó de brincos
Y a rezar se ha enseñado
Y ningún domingo a misa
La muerte nunca ha faltado.Dicen que ahora la muerte
En una catequista se convirtió
Y que a los niños de Rayón
A rezar ya los enseñó.El respetado padre Bernardino
En ese momento llegaba
Y a la muerte le dio un abrazo
Y en la frente la besaba.La muerte es muy sensible
Y se puso muy triste a llorar
Solo porque el padrecito
A ella la vino a abrazar.
Autor: Isabel Vazquez (Corazón de Cristal)